Cabrón. adj. coloq. Cuba. Dicho de un hombre: experimentado y astuto.

El sábado pasado era una tarde fría de abril pasada por agua, ideal para ver vídeos online en casa de Laura. Le enseñé uno de mi programas favoritos de la televisión: Cazatesoros, en este programa seguimos los pasos de dos de los más experimentados cazatesoros: Mike Wolfe y su socio, Frank Fritz, que viajan por EE.UU en furgoneta para buscar objetos con valor histórico o de colección en graneros, casas, o fábricas abandonadas.

Después de un par de horas viendo el programa, Laura decidió preparar la cena. No me dejó ayudarla y le pregunté si tenía alguna alacena con trastos para echarles un ojo mientras tanto. Me dijo que detrás de mi había cachivaches de cocina que llevaban años sin usarse.

Así que me puse a rebuscar emulando a los protagonistas de Cazatesoros. Lo primero que descubrí fue una mantequillera de acero inoxidable con una línea bastante bonita.

 

Laura me dijo que me la quedara de regalo y que siguiera buscando para ver si encontraba alguna pieza interesante. Después de desordenar un poco, encontré al fondo de la alacena un llamativo bote de plástico. ¡Ostrás, me rechifla! Laura me contestó: te lo regalo… creo que hay otro igual por ahí. 

Encontramos al gemelo  y le expliqué por qué me gustaba tanto: Es un bote muy funcional; su tapa es tan grande para así facilitar su apertura y cierre, y para que no se quede atrancado. La líneas rojas dibujadas sobre el plástico enfatizan el movimiento de giro de la muñeca, además de ser decorativas. Acto seguido observé que había algo escrito en la base: Erik Kold. Made in Denmark. ¡Es un auténtico bote danés de los años 60 con buena forma y funcional! A lo cual Laura exclamó: ¡Qué ojo tienes, cabrón!

Esta historia verídica tiene dos moralejas:

1: Si tienes un trastero o un armario busca y rebusca que seguro encuentras algún objeto bonito sumergido en el olvido.

2: Si me invitáis a cenar a casa colocarle un candado a las alacenas.

Hoy investigé sobre los objetos de plástico Erik Kold y son piezas de coleccionistas de diseño escandinavo.

Este regalo de Laura me parece una buena oportunidad para empezar una particular colección de objetos de cocina escandinavos. La verdad que quedan estupendos con el bowl Cathrineholm de la diseñadora noruega Grete Prytz Kittelsen y con el cuenco danés de teca.

Muchísimas gracias, Laura, por la estupenda velada, Te muestro las fotografías de tus viejos cacharros que ahora utilizaré todos los días de mi vida. Por si acaso: Santa Rita, Rita, lo que se da, no se quita.