Después de encontrarte y ver que tenías muchas posibilidades de sobrevivir, fui corriendo a la tienda de bricolaje a adquirir todos los elementos necesarios para tu operación a vida o muerte.
Tenías señales de haber sufrido mucho después de que tu dueño te dejase abandonada en esa casa en ruinas. Tenías moho, múltiples agujeros de carcoma, grietas y un color despellejado por el duro pasar del tiempo en soledad. Pero te quedaba el alma; una estructura de genética nórdica de los años 50 heredada del mismísimo diseñador Ilmari Tapiovaara.
Primero te despojé de tu mohosa vestimenta a golpe de dura lijadora. Te desparasité inyectándote por vena la vacuna contra la carcoma. Curé tus cicatrices, testigos de llevar una dura vida, a golpe de masilla. Te vestí de elegante color negro y, por último, te perfumé con el más lujoso barniz.
Ahora luces la mejor de tus sonrisas y serás feliz conmigo… para siempre.
me parece que voy a empezar a seguirte, las calles esta llena de posibilidades
Hola Alejandro, me alegra que sigas el blog. Me dijo María que antes creabas estanterías de cartón y ahora maceteros con ruedas de tractor. Eso sí que es reciclar cosas de la calle!Miré tu blog de wordpress y éste aun no está vivo. Te animo a que compartas tus experiencias. Que lo mío es maquillaje; y lo tuyo, auténtica creatividad. María te envía muchos besitos.