Un trabajador que vive ocho horas al día en un diminuto habitáculo, sin luz natural, merma su rendimiento y baja su estado de ánimo.
Nos pasamos la gran parte del día en la oficina, un espacio de trabajo donde conviven los aparatos para realizar la actividad laboral con los usuarios que los manejan. Un lugar que suele generar efectos psicológicos negativos en la mente del trabajador, y uno de los motivos de esa percepción negativa es la mala distribución del espacio de trabajo y su deshumanizada decoración.
A la hora de proyectar el espacio de trabajo no es común diseñarlo pensando en el bien más importante de la empresa: el/la trabajad@r
Durante mi vida laboral me encontré con espacios que impiden la eficiente productividad de los empleados.
Un trabajador que vive ocho horas al día en un diminuto habitáculo, sin luz natural, merma su rendimiento y baja su estado de ánimo. De todos es sabido que el espacio influye en nuestra mente, entonces, ¿cuál es el motivo de que much@s empresari@s no mediten lo suficiente el lugar de trabajo de sus emplead@s?
Pueden ser diversas causas: desde el propio desconocimiento de la psicología del espacio; hasta el dotar a la oficina de una rancia jerarquización piramidal del espacio de trabajo.
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La luz natural y una gran mesa de trabajo son elementos esenciales para mejorar la productividad.
No sólo es importante la luminosidad y el espacio, tambien lo es la distribución del mismo según las tareas y el tiempo que lleva hacerlas. Por ejemplo, si la empresa realiza una reunión interna una vez a la semana durante una hora, ¿no es lógico que el espacio que ocupa esa sala se utilice para los empleados el resto del tiempo? Una solución sería crear un gran espacio central con una mesa multiusos que se pueda utilizar toda la semana y que, con dos sencillos cambios, se convierta en una sala de reuniones; con la flexibilidad del espacio se amplían los metros útiles y se adapta a las nuevas formaciones de equipos y de métodos de trabajo.
Ejemplo de un espacio de trabajo flexible en Londres.
La decoración es igualmente importante, la mayoría de las empresas adquieren muebles corporativos y deshumanizados, produciendo en el/la trabajad@r la sensación de estar en un lugar ajeno que nada tiene que ver con él/ella. Esa deshumanización impide que el/la emplead@ no se implique lo suficiente en la empresa ya que no empatiza con la misma. La solución sería disponer de muebles funcionales y humanos, e invitar al trabajador/a a que colabore en la propia creación del espacio.
Detalles como el tacto de la madera natural humaniza el espacio del trabajor.
Hasta ahora hablé de los casos negativos, pero también tuve el placer de conocer lugares propicios para la productividad y la creatividad donde el empresario puede presumir del gran espacio que disponen sus trabajadores; espacios abiertos que permiten la socialización y facilitan la comunicación e intercambio de conocimiento. Espacios luminosos y flexibles que se adaptan a las necesidades reales de la empresa y que se acomodan a futuros cambios como el posible aumento de personal en la oficina. Espacios donde la jerarquización piramidal tradicional se elimina en beneficio de la empresa, en definitiva, interiores más humanos donde el/la jefe/a pensó acertadamente en la productividad y en la felicidad de sus querid@s emplead@s