Esqueleto de Os Mallos: una mirada al tiempo con Carlos Henrique Fernández Coto

El barrio de Os Mallos, en A Coruña, es uno de los mejores ejemplos urbanos de arquitectura racionalista de España. Dispone de una alta densidad racionalista con edificaciones desde los años 30 a los 50, como el conjunto de 33 edificaciones proyectadas por Santiago Rey Pedreira a mediados del siglo pasado.

El urbanismo de esta zona se planeó en el año 1947 y se ejecutó a mediados de los años 50, siendo el origen de la Ronda de Outeiro

Sin embargo, la unidad y el valor patrimonial de este conjunto se ven gravemente alterados por la presencia de un edificio inacabado que excede la altura con creces, conocido popularmente como “el esqueleto de Os Mallos”, en Padre Rubinos. Esta estructura, que lleva décadas sin terminar, rompe la armonía arquitectónica y es motivo de preocupación tanto para los vecinos como para las entidades dedicadas a la protección del patrimonio.

Recientemente, una sentencia del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia ha ordenado la demolición de este esqueleto o la solución de rebajar cuatro plantas, reabriendo el debate sobre el futuro del edificio y sobre las medidas necesarias para evitar que situaciones similares se repitan en otros conjuntos históricos de la ciudad.

Para profundizar en este asunto, entrevistamos a Carlos Henrique Fernández Coto (A Estrada, 1960) arquitecto especializado en patrimonio cultural, rehabilitación y regeneración urbana, distinguido con la Medalla de Oro Europea al Mérito en el Trabajo y presidente de Apatrigal (Asociación para a Defensa do Patrimonio Cultural Galego).

Sin duda, Carlos Henrique es una de las voces más autorizadas en la defensa y puesta en valor del patrimonio arquitectónico gallego. Con él analizaremos las causas que han llevado a esta situación, las posibles soluciones y las acciones que deberían tomarse para proteger de forma efectiva el legado racionalista de Os Mallos.

Carlos Henrique, ¿cómo valoras el impacto que tiene el “esqueleto” inacabado en la plaza Padre Rubinos sobre el conjunto racionalista de Os Mallos, especialmente considerando el valor arquitectónico y la unidad de las 33 edificaciones de Santiago Rey Pedreira en colaboración con Juan González Cebrián?

Sobran palabras en el diccionario para valorar el esqueleto, incluso aunque estuviera acabado, situado en la plaza Padre Rubinos. La más suave sería la de «sobra del conjunto». No cabe ninguna solución que no sea reducir la altura a la del conjunto, cualquier otra solución supondría una renuncia al urbanismo como modelo de construcción de una ciudad.

En este caso, además de estar enclavado en un entorno coherente, fresco y moderno que representa una época gloriosa de la ciudad de A Coruña, dónde la sensatez y la innovación de los arquitectos imprimieron un carácter coherente y unitario a un nuevo barrio que acogió la migración interior a la ciudad.


¿Qué cree que simboliza este edificio inacabado para la ciudadanía y para la imagen del barrio de Os Mallos en el contexto de la arquitectura racionalista coruñesa?

Para mí, lo primero que representa es la ineficacia de la administración permitiendo tal aberración desde el momento en el que se fue elevando hasta muchos años después reinando la incoherencia y creando tensión en un espacio fabulosamente concebido por sus arquitectos. También representa la inoperatividad de algunos planes urbanísticos, que más que ordenar, desordenan el espacio urbano.

Ubicación del conjunto racionalista donde se encuentra el esqueleto. Esta zona es la prolongación del ensanche de Os Mallos años 30 (segundo ensanche de A Coruña)


¿Qué factores legales, administrativos o económicos han permitido que un esqueleto como este permanezca durante tantos años sin solución?

La legislación española es excesivamente garantista, y eso permite que las infracciones queden impunes o tarden en obtener una respuesta, que a veces incluso da tiempo a que un nuevo plan legalice una situación anormal e ilegal anterior. Aunque la ley de rehabilitación de Galicia es moderna, clara y determinante, la ejecución de sus determinaciones se retrasa y lía en recursos, apelaciones, etc. que tienen su caldo de cultivo en una justicia lenta.


 ¿Considera que hubo una falta de control o previsión urbanística por parte de las administraciones públicas en el momento de otorgar la licencia y durante la paralización de las obras?

Desconozco si esa altura estaba permitida por el plan urbanístico de la época -lo cual no descarto, por lo descabellado de algunas determinaciones de los planes urbanísticos-, y en ese caso pudo estar amparado por el propio documento y ser una licencia correcta. La otra opción es que no cumpliese dicho plan, en cuyo caso falló la inspección urbanística municipal.

No se levanta un esqueleto en una noche, y seguramente algunos vecinos pudieron alertar al ayuntamiento de la irregularidad. Lo de quedar en esqueleto pudo ser, precisamente, por una paralización municipal, o bien falta de financiación. Habría que conocer esos pormenores para saber exactamente porque un edificio se quedó en estructura.

Característicos miradores baywindows en chaflán que Santiago Rey Pedreira introdujo como solución a las esquinas de manzana de este conjunto arquitectónico


¿Qué papel han jugado los propietarios y promotores en la situación actual y qué responsabilidades deberían asumir?

A día de hoy, por higiene urbana, por respeto y coherencia, y por cumplir con las leyes, los propietarios están obligados a reponer la legalidad, es decir, a ajustarse a la altura permitida, y lo han de hacer a su cuenta, pagando la demolición del exceso construido. No cabe otra solución posible


Tras la sentencia del TSXG que ordena la demolición, ¿qué alternativas ve: demolición total, integración arquitectónica, legalización con adaptación al entorno racionalista o alguna otra?

Para mi, la única opción posible es ajustar el edificio a la altura de sus vecinos, a fin de homogeneizar y recuperar el entorno urbano inicial. Puede hacerse demoliéndolo y comenzando desde el suelo, o bien, eliminar lo que sobra. Sobre el estilo del edificio, ha de adaptarse al entorno, por tanto, ser respetuoso con él. No cabría hacer ahora una fachada de piedra en un entorno racionalista, pero tampoco copiar los edificios vecinos. Sólo interpretar el entorno y dar una respuesta digna y coherente.

Vista del esqueleto desde el patio de luces


El edificio que se construya en lugar del existente, o bien el edificio que resulte de demoler lo que sobra, ha de adaptarse al conjunto. Por tanto, han de estudiarse los colores predominantes, los ritmos de las ventanas, las alturas y dar una respuesta que pase desapercibida. La mejor solución pasará por una solución que, visto el conjunto, no se note que hubo otra cosa en su lugar 


 ¿Qué medidas urbanísticas, legales o de gestión propondría para que no vuelva a repetirse una situación similar en otros barrios históricos de A Coruña?

Lo he dicho muchas veces y lo he publicado en artículos: los conjuntos o barrios que ya se han ordenado en su momento no deben alterar esa ordenación. No cabe establecer nuevas alturas distintas de las que concibió el arquitecto que diseñó el barrio. Y eso no está sucediendo, porque muy cerca hay un barrio de «casas baratas» que fue coherente y homogéneo y han permitido alteraciones de todo tipo. Las famosas «jorobas» aparecidas en entornos coruñeses de los años 50 también son fruto de un mal plan urbanístico. Por tanto, creo que los planes urbanísticos coruñeses no deben permitir más alturas en barrios homogéneos creados y diseñados en conjunto.


¿Cree que el racionalismo de Os Mallos está suficientemente protegido y reconocido a nivel institucional? ¿Qué acciones de protección y divulgación serían prioritarias?

Cuándo hablamos de protección, de catalogación o de patrimonio siempre estamos pensando en los edificios del siglo XVIII para atrás (los centros históricos, por ejemplo), pero ignoramos la arquitectura del siglo XIX y del siglo XX. Tan válidas como las anteriores, aunque con distintos materiales. Para que un conjunto sea patrimonio no tiene por que ser de piedra.

En Europa están mucho más concienciados, y varios barrios obreros de Berlín -por ejemplo- han sido catalogados por la Unesco como patrimonio mundial. Son la memoria de una época, nos guste más o menos, del crecimiento urbano. Y debemos preservarlos como el patrimonio industrial. Por tanto, debe haber unas normas mínimas, y no solo ambientales sino estructurales, que permitan preservar áreas históricas como Os Mallos, aunque se trate de historia moderna 


¿Qué opina sobre iniciativas como señalizar los edificios con sus autores y fechas, o crear rutas arquitectónicas racionalistas para aumentar la conciencia pública y el valor patrimonial del barrio?

Creo que para que un bien patrimonial sea respetado ha de conocerse y valorar su importancia. El hecho de señalizar los edificios, de datarlos y de apuntar a sus creadores es un modo de aportarles valor y conocimiento, en primer lugar para los vecinos del propio barrio, a los que les fortalecerá el sentido de pertenencia a ese barrio, el orgullo de vivir en un lugar histórico, aunque moderno. Si esa acción se implementa con rutas guiadas para explicarlo al resto de la ciudad, al resto de gallegos o a los turistas, el valor del barrio se verá incrementado sin duda alguna.

Vista menos común del conjunto de 33 edificaciones racionalistas de Rey Pedreira en Calle Diego Delicado (anteriormente denominada como prolongación de San Luis).


¿Qué papel cree que debe jugar la ciudadanía y las asociaciones vecinales en la defensa y puesta en valor del patrimonio racionalista de Os Mallos?

La ciudadanía y las asociaciones de ciudadanos deben llegar a dónde no llega la administración, y así hemos nacido, ser agentes asesores de los dirigentes públicos para llamar la atención y reclamar cuestiones que, tal vez, no estén en la agenda de quiénes nos gobiernan.

Reitero que la arquitectura racionalista, en Galicia, no es todavía percibida como patrimonio arquitectónico. Hemos de insistir y explicar lo que significa y lo que significó en la historia de la ciudad.


¿Cómo podría Apatrigal colaborar con el Ayuntamiento y otras entidades para garantizar la conservación y rehabilitación de estos conjuntos racionalistas?

Apatrigal lleva tiempo impulsando el conocimiento de patrimonios que no son percibidos como tales, y especialmente en la arquitectura. Hemos realizado visitas a arquitecturas modernistas y podemos extenderlo al racionalismo, pero también podemos proponerlo a los propios ayuntamientos y a la Xunta, de la mano de asesores en la materia. Estamos dispuestos a hacerlo, porque hemos nacido para llegar a dónde las administraciones no llegan 

Desde este medio agradecemos enormemente a Carlos Henrique su tiempo dedicado a esta entrevista.

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